Fulgores


Érase una vez dos estrellas

La última de la aurora, y la primera del atardecer 

Al ras de la tierra se volvían mujeres 

Una morena, con semblante de niña 

La otra infantil en la estatura 

y como el alba, los cabellos

 

La primera era apocada y calma, como una brisa 

Tenía ojos de pájaro, negros, profundos 

que me amaban

 

La segunda era teatral, o en verdad musical 

De pájaro el movimiento 

el devenir inasible 

capaz de encandilar los segundos, las edades 

Razón del éxtasis de un náufrago 

perdido

entre mares color ámbar

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