Potencia, alegrías y tristezas: algunos conceptos de las clases de Deleuze sobre la obra de Spinoza


Dice el Spinoza deleuziano que una persona no se define por lo que debería ser (regla moral, igual para todos: bueno, intachable, trabajador, fuerte, sabelotodo, etc) sino por lo que puede ser (por ej. si alguien es vago para laburar, cual es el problema, lo que no puede no quita lo que puede, que capaz es que es un genio de la pintura).


Cuando nos encontramos con cosas que nos hacen bien (alegrías: en el ej. anterior: pintura) aumentamos cada vez más nuestra potencia; cuando nos encontramos con lo que no nos conviene (tristezas, en el ej. anterior: el mandato de trabajar) disminuimos nuestra potencia.


Eso no quita que haya tristezas inevitables (por ej. laburar, muchas veces no queda otra; o la muerte de un ser querido, nos parte en dos hagamos lo que hagamos) pero una forma sabia de vivir la vida es tratar de encontrarnos en la medida de lo posible, cada vez más, con las alegrías, con lo que eleva nuestra potencia al máximo.


Ya no hay Bien y Mal, sólo hay lo bueno y lo malo, lo que sabiamente elegimos/descartamos para apostar a una vida y un mundo mejor. Ya no hay regla moral, un ideal de lo que deberíamos ser; hay ética, hay lo que eleva nuestra potencia como individuos y como colectivo.

El mundo entero, en cambio, está pensado para entristecernos, para disminuir nuestra potencia, porque así se obtiene la sumisión. Los poderosos mismos son esclavos de una vorágine histórica en la que el hombre se envenena a sí mismo, no cesa de meterse en situaciones imposibles, no deja de hacer precisamente eso que no puede hacer, y que lo entristece.


Por eso la verdadera acción política es para Spinoza forjar la amistad entre las personas relativamente libres, las que tratan de sobrevivir en la medida de lo posible a este mundo triste y seleccionar el máximo de alegrías.

Comentarios

Entradas populares